2019, un año de negociación

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Este 2019 será un año de cambio para el sector del doblaje en España. En Madrid, actores y directores se disponen a negociar un nuevo convenio, con asuntos pendientes que pueden dificultar el acuerdo. Por su parte, en Barcelona, la situación continúa judicializada. Mientras que, en el resto de regiones, los estudios siguen ganando cuota de mercado, muchas veces mediante una reducción de precios vertiginosa.

En Madrid, el convenio colectivo firmado en 2017, tras cuarenta días de huelga, toca a su fin. Los avances salariales del 3,5% en 2017 (desde mayo); 2,5% en 2018 (en todos los conceptos salvo el ‘take’ y la convocatoria); e iguales al IPC en 2019 (en todos los conceptos); deben dar paso a una nueva tabla salarial para 2020 y sucesivos.

Así, pues, en Madrid, los actores y directores y ayudantes de doblaje verán subir en 2019 sus salarios el equivalente al IPC anual de 2018; entre el 1,2% y el 1,6%, según las previsiones.

Además, durante el año próximo, se negociará un nuevo convenio colectivo. Una negociación donde primarán algunos asuntos pendientes en la anterior negociación, como son el cobro de pagas extras, vacaciones e indemnizaciones por fin de contrato reclamadas por los actores.

Mientras tanto, Barcelona aguarda a una sentencia del Tribunal Supremo. Allí la negociación quedó enquistada, y los negociadores no fueron capaces de renovar su último convenio colectivo, que data de 2009.

En la capital catalana, los salarios actuales se sitúan ligeramente por debajo de los de Madrid, en torno a un 5%, según fuentes consultadas.

Veinte años de historia

Con todo, la judicialización en Cataluña no impide constatar una mejora en los dos polos principales del doblaje si se comparan con los últimos 25 años de historia. Un guion que viene marcado por un acontecimiento muy traumático para el doblaje, como fue la huelga de 1993.

En Madrid, los actores de doblaje llegaron a perder un 50% de su poder adquisitivo entre 1993 y 2000. La huelga de 1993 culminó en la firma de un convenio estatal. Sin embargo, unas votaciones precipitadas tras unos movimientos no demasiado claros desde distintos sectores condujeron después a la firma de rebajas salariales de un 25%, que iban a ser en principio transitorias, pero que luego terminaron consolidándose, lo que mermó el poder de compra de actores y directores de doblaje el citado 50% en siete años, resultado de sumar el 25% de salario nominal perdido, más un 25% adicional correspondiente a la subida del coste de la vida en ese período.

En Barcelona, la situación no fue mejor. Tras la huelga del 93, y la consiguiente bajada salarial, los sueldos en el doblaje catalán se mantuvieron congelados durante quince años. Solo debido a la subida de los precios, los actores catalanes perdieron en ese período un 63% de su poder adquisitivo, entre los años que van de 1993 a 2009.

Actualmente, en Cataluña los salarios de actores y directores son algo más bajos que en Madrid, en torno al 5%, en general. Una distancia que equivale a los últimos avances salariales en Madrid, que no han tenido su equivalente en Barcelona.

¿Y en el resto de España? En Galicia, Comunidad Valenciana, País Vasco y Andalucía, se produce una multiplicidad de situaciones que puede resumirse, sin embargo, en una sola frase, según fuentes consultadas. O no hay convenio colectivo, o no se aplica.

En general, en los últimos años, los estudios de estas regiones han visto aumentar su volumen de trabajo en castellano. A veces se trata de los productos que una gama menos exigente, apuntan desde Madrid, que destacan que las series y películas de mayor renombre siguen doblándose mayoritariamente en las capitales catalana o madrileña.

Pero lo cierto es que gallegos, valencianos, vascos y andaluces ganan cada día mayor protagonismo. Y lo hacen, según algunas fuentes, con precios inferiores en cuatro o cinco veces a los salarios que se cobran en Madrid o Barcelona; esto es; unos 10 euros por convocatoria, y ‘takes’ por 1,1 euros o 1,2 euros.

A veces, sin embargo, se trabaja a tanto alzado, apuntan estas fuentes. Según este sistema, el estudio acepta un encargo por un precio cerrado, muy bajo normalmente. Y se responsabiliza de sacar adelante el trabajo bajo esas condiciones.

Necesidad de un convenio estatal

Una situación que podría resolverse si el sector fuera capaz de sellar un convenio estatal, que diera cobertura a las partes en toda España. Así se logró en 1993, antes de que la situación se torciera finalmente, meses después de la firma del convenio estatal, lo que dio lugar a las mencionadas bajadas de precios. Un convenio estatal que no pudo cerrarse en 2014, cuando, ante la necesidad de alcanzar un acuerdo, la patronal se fracturó, y las conversaciones quedaron interrumpidas por falta de interlocutor.

Un asunto difícil, aunque no imposible, según destacan desde Adoma. El doblaje no ha sido ajeno a un fenómeno como la deslocalización. Y los estudios más fuertes del sector están abriendo sucursales en diferentes puntos de España. Una fragmentación que permite por ejemplo doblar algunos personajes en Madrid o Barcelona y el resto en otros puntos de España.

Esta situación paradójicamente pueden tener un efecto positivo. Y puede ser que los mismos estudios sean los primeros interesados en pactar unas normas del juego para todo el país. De ser cierto, en 2019, quizás veamos algunos pasos en ese sentido.

Será en cualquier caso un año de negociación junto a los atriles.

¡Feliz 2019!

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