Quico Rovira-Beleta: “Los subtítulos son una manera muy limitada de traducir”

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Con 35 años de experiencia, Quico Rovira-Beleta, hijo del director de cine Francisco Rovira Beleta, lleva a sus espaldas la traducción y el ajuste de un buen puñado de éxitos de la historia reciente del cine. Sagas como Star Wars, Star Trek, series de superhéroes como los de Marvel, y títulos como La princesa prometida, El nombre de la rosa, Algunos hombres buenos, Sentido y sensibilidad, Ocean’s Eleven, Misión Imposible, Parque Jurásico o La la land, han pasado por sus manos, después de iniciarse en Barcelona junto a gigantes del doblaje como Rogelio Hernández o Camilo García.

Rovira-Beleta, ganador reciente del Premio Irene de Doblaje, y premiado además por su labor como traductor para subtítulos, se decanta sin embargo por la versión doblada, y ofrece, además algunas pistas sobre el arte del ajuste y la traducción en esta entrevista realizada a finales de septiembre por el Blog de la Escuela de Doblaje de Madrid (EDM).

PREGUNTA: Tu padre fue director de cine, tú ibas para biólogo. ¿Cuáles fueron tus primeros pasos en la profesión? ¿Por qué te decidiste a ser traductor y adaptador?

RESPUESTA: Mi padre siempre quiso que yo me dedicara a algo de cine. Y a mí me apasionaba la biología. De hecho me especialicé en ornitología, en el estudio de pájaros, y posteriormente en aracnología, en el estudio de arañas. Intenté trabajar como aracnólogo, lo descarté pronto, luego intenté trabajar como biólogo en general, y era muy complicado. Y mi padre me dijo: “Oye, tú hablas idiomas, yo llevo mis películas a un estudio de Barcelona que se llama Sonoblok, ¿por qué no vas y haces una prueba? Y, sí. Fui, hice una prueba, y 35 años después, llevo unas cuantas películas a cuestas.

La pasión por el cine la he tenido toda mi vida, la he mamado desde niño. No me resultó nada difícil optar por ese camino.

PREGUNTA: ¿Cuáles son las claves de una buena traducción? ¿Cómo ha cambiado la profesión en los últimos años?

Esa es una muy buena pregunta. La clave de una traducción es ser fiel a lo que dice el guion original pero sin caer en la literalidad. Las frases tienen que quedar suficientemente en castellano para que luego el adaptador pueda darle el toque final. Y que quede lo más natural posible.

Antiguamente era un poco más complicado. Había pocos directores de doblaje y adaptadores que dominaran el inglés. Entonces la traducción tenía que ser un poco más literal. Para evitar que se alejaran del sentido original. Hoy afortunadamente la mayoría de ajustadores y directores de doblaje dominan el inglés. Y ya no hace falta poner las cosas tan literales. Puedes dar más opciones para que el ajustador tenga dónde elegir. Y lo deje redondito.

Una buena traducción es la base de un buen doblaje. Sin una buena traducción es muy difícil que el ajustador pueda crear un superajuste. Porque le falta la base. Somos el primer eslabón de la cadena. Si ese eslabón no está bien hecho, los demás podrán intentar maravillas. Pero siempre cojeará por algún lado.

PREGUNTA: Tú también haces subtítulos. ¿Qué opinas de la polémica entre versión original y versión doblada? ¿Un traductor como tú, ve cine doblado, o en versión original?

Yo veo cine doblado. Pero no me importa ver cine subtitulado. Como has dicho, yo hago las dos versiones en muchas de las películas. Los subtítulos y la traducción, y a veces el ajuste. Para mí, el problema de esta polémica es que, mientras que quienes ven películas dobladas, no atacan la versión subtitulada, hay todo un sector que defiende los subtítulos atacando el doblaje.

A mí me parece una tontería. Las opciones están ahí. En televisión tienes el dual. Y puedes cambiar al idioma que quieras.

Además, los defensores de los subtítulos suelen hacer referencia a las películas en inglés. Un idioma que más o menos entiendes. Pero una película serbocroata no es tan fácil de entender. Y de lo que los defensores de los subtítulos no son conscientes es de que los subtítulos son una manera muy limitada de traducir. El traductor tiene un número de caracteres del cual no puede pasar. Así que, mientras que en el doblaje está todo, en una subtitulación solo hay un 70% de lo que se dice, aproximadamente.

Por tanto, con los subtítulos, si no conoces el idioma original, te estás perdiendo un 30% de la película. Y en películas donde se habla mucho, la traducción llega al 50% solamente.

Aunque es verdad, y eso hay que reconocerlo, que el doblaje desvirtúa la película original. Porque se carga la pista de sonido original. Eso es lo único. En cuanto a información, es mucha más con el doblaje.

Y, sobre todo, con lo bueno que es el doblaje en España. Las interpretaciones son espectaculares. Si el actor sufre en el original, el actor de doblaje también sufrirá. Aquí se dobla muy bien. Aunque los subtítulos me parecen una opción estupenda, para mí el doblaje es lo más importante.

PREGUNTA: Aprendiste a ajustar de la mano de grandes actores y directores de doblaje, como Rogelio Hernández y Camilo García. ¿Encuentras alguna diferencia entre los ajustes que realizan los traductores y los de los directores de doblaje?

Rogelio y Camilo fueron los dos primeros. Pero además estuvo Manolo García, que también me ayudó. En las primeras películas que hice estaba Camilo. Pero fue Rogelio quien me acogió como su pupilo. Cuando un traductor ajusta tiene dos opciones. O bien traducir y ajustar a la vez. O bien traducir primero y ajustar después. Yo soy de la segunda rama. De los de traducir primero, y ajustar después. Porque, cuando te dedicas a ajustar, te has de olvidar del inglés. Has de pensar solo en español.

Si traduzco y ajusto a la vez, siempre peco de demasiado literal; aunque es más rápido, eso es evidente. Es la traducción fácil, digamos.

En cambio, si primero traduzco, lo dejo luego reposar y finalmente ajusto solo con el español, el resultado es mucho mejor. Es cierto que, si el ajuste lo hace otra persona, va a pasar por otros ojos. Quiero decir que cuatro ojos ven más que dos. Eso es cierto. Pero, por eso, lo que yo hago es dividirme en dos. Intentar ser dos personas en una. Como la Santísima Trinidad. Pero no santa. Y solo con dos. Intento ser dos personas en una. Parar y verlo con otros ojos. Primero traducir, y luego ajustar.

Además, yo soy de la escuela antigua. Y me gusta poner 20.000 signos distintos: las pausas y todo lo que se me ocurre durante el ajuste.

Por otro lado, si me dicen traduce esto, y ya lo ajustará otra persona, me parece muy bien. No tengo ningún problema. Igual que si lo traduzco y ajusto yo solo. No me importa.


Quico Rovira-Beleta, premio Irene de doblaje 2019.

PREGUNTA: ¿Qué consejos les darías a los directores de doblaje que quieran iniciarse en el ajuste?

Lo primero, que vean mucho cine doblado. Mucho, muchísimo. Y que vayan a sala. Si son actores, lo tienen muy bien, porque ellos trabajan en sala. Pero, si solo has sido actor, normalmente solo te habrás fijado en tu personaje. Ponte en sala. Y mira todos los demás personajes. Todos los diálogos. Las formas de resolver los problemas. Los giros. Cómo se buscan las bilabiales. Como se atrasan o adelantan las palabras para que encajen. Qué construcciones están permitidas. Cuáles no porque, aunque parecen quedar bien, son demasiado calcadas al inglés; y nadie habla así en castellano…

Todas estas cosas hay que tenerlas en cuenta. Pero, para mí, lo principal es chupar mucha sala. Por suerte, cuando yo ajustaba con Rogelio, luego él me obligada a estar en la sala, durante el doblaje. Allí Camilo decía a los actores, “si algo no os gusta la culpa es de este”. Entonces, yo me veía obligado a defender mi trabajo.

Aprendí mucho estando en sala. Por ejemplo, tienes que ajustar en voz alta. Si no, pensando, se va mucho más rápido. Se piensa más rápido que se habla. Y, luego, en la sala ves a los pobres actores que les sobra letra por todos lados. Eso es porque has ajustado con la cabeza. Y no con la boca.

Estas cosas son importantes. Son básicas para mí. Esa es la manera que yo aprendí, mamándolo en la sala con grandes maestros del doblaje.

PREGUNTA: Las exigencias de la profesión te han forzado a trabajar a veces encerrado en un estudio, recluido, por miedo a que se filtren contenidos a los piratas. Pero también te ha dado la posibilidad de viajar, por ejemplo al rancho de George Lucas, donde, además de comprobar su colosales dimensiones, trabajaste codo con codo con profesionales muy laureados, con varios premios Oscar en su haber.

¿De estos 35 años de profesión, con qué te quedas? ¿Y qué cambiarías?

Es muy difícil. Los momentos buenos son todos, incluso cuando me ha tocado quedarme encerrado en lo que yo llamo un zulo… Aún hoy todavía pasa; a veces tengo que ir a un estudio, y quedarme en un despachito encerrado… incluso así, no me importa; la dedicación es la misma; voy a intentar hacerlo lo mejor que pueda.

Pero sí ha habido algunos momentos en que… quizás por malos entendidos… o por gente por quien no me he sentido bien tratado… A lo mejor yo tampoco he sido lo suficientemente humilde como para aceptar que tocaran toda mi traducción, o que cambiaran cosas, no sé…

En realidad, no tengo momentos malos, malos. Y mira que son muchos años. Nunca he tenido el menor atisbo de dejarlo. Nunca. Al revés. Siempre he tenido ganas de seguir adelante. De hecho, mi mujer dice que estoy absolutamente enganchado a esta profesión.

He tenido experiencias muy buenas. La visita al rancho de George Lucas fue espectacular. Y luego momentos curiosos, como cuando hicimos Ocho millas – Eight mile – y hubo una discusión sobre si los raps de Eminem se doblaban o no, y el propio Eminem dijo “de eso nada; mis raps no se tocan”.

También recuerdo una vez, hablando con Roman Polanski por teléfono en nombre del estudio, yo intentaba hablarle en inglés; y él me dice “háblame en español, que vivo en Ibiza y conozco perfectamente el español”.

Son pequeñas pinceladas, recuerdos que tengo, y con los cuales me quedaría; es difícil concretar.

PREGUNTA: ¿Qué hay de tus últimos trabajos? ¿Qué nos puedes contar?

Puedo contaros algo sobre las últimas películas que me han estrenado. Vengadores End Game fue la última de Marvel que me estrenaron. Estoy con otros proyectos de los que, evidentemente, no puedo hablar porque la confidencialidad me obliga. Estamos con un nuevo Terminator que va a salir dentro de nada. Y con Los ángeles de Charlie; estamos volviendo a viejos tiempos; y es divertido. Además, tengo cosas interesante en proyecto. Pero todavía no puedo decir nada, hasta que se hagan oficiales. Hay bastantes cosas…

PREGUNTA: Para terminar, tú siempre dices que hay trabajo, y que todavía va a haber más. ¿Qué les dirías a los jóvenes traductores que quieran iniciarse en la profesión? ¿Y a quienes se preparan para ser actores de doblaje?

Siempre digo que hay trabajo. Por suerte la oferta crece más cada vez: las plataformas… Y no solo en el cine; ahora los videojuegos también se doblan; además está la audiodescripción para ciegos y la subtitulación para sordos; hay muchas opciones de trabajo.

Tanto a unos como a otros, lo primero que les diría es que se formen bien. Yo tuve que aprender sobre la marcha, había hecho biología y no había estudiado nada de traducción. Pero ahora existe la carrera de traducción. A los traductores les diría, que la aprovechen al máximo, que hagan todos los másters que puedan, que estudien todo lo que puedan y se preparen al máximo.

Y a los que quieren ser actores de doblaje… a los que quieren ajustar sin ser traductores, como directores de doblaje, les diría que se metan en escuelas. Ahora hay escuelas de doblaje buenísimas. La Escuela de Doblaje de Madrid, por ejemplo, que en estos momentos es muy especial para mí, por el detalle del Premio Irene [La Escuela de Doblaje de Madrid, editora de este blog, es uno de los organizadores de estos premios]. Y a quien estoy profundamente agradecido. Siempre me he entendido muy bien con los compañeros de Madrid. No solo con Lorenzo Beteta, con quien trabajo muchas veces; también he estado trabajando hace poco con Miguel Ángel Montero, con Miguel Ángel Garzón, con Juan Logar…

Además, en Barcelona, también hay una escuela de doblaje que está muy bien. Ahora, cerca de donde vivas, puedes encontrar opciones para formarte. Aunque te tengas que desplazar unos kilómetros, tampoco muchos. Que no lo dejen, que insistan; que disfruten. Que tengan ánimo, que no se rindan y sigan insistiendo. Porque el trabajo, tarde o temprano, acaba apareciendo.

Que se metan esa profesión dentro. Porque una vez que entra, ya no sale nunca más.

Esta profesión se te queda dentro para el resto de tu vida.

A mí me apasiona y espero que siga apasionándome hasta el día que me muera.

Comentarios (1)

Muy buena entrevista y gran profesional !!

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